En el marco del Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora cada 21 de septiembre, la especialista María Roca sostuvo que es importante hablar de la enfermedad para entender no sólo el impacto de quienes la padecen, sino también de los cuidadores informales. “Entre el 60 y 65% de las personas que cuidan a personas que viven con Alzheimer son mujeres”, indicó. Además, remarcó que es una problemática creciente, pero que existen tratamientos para disminuir su impacto. “Muchas enfermedades que impactan en la memoria son tratables y reversibles”, agregó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
María Roca es psicóloga especialista en Alzheimer y subdirectora del Departamento de Neuropsicología de la Fundación INECO. Además, publicó libros de divulgación sobre neurociencia.
Alejandro Gomel: ¿Cuál es la dimensión que tiene esta problemática en Argentina y en el mundo?
Me parece que esta temática es tan importante para todos, no sólo por la gran prevalencia que tiene esta enfermedad, sino también por cómo impacta a las personas que viven con ellas y a sus familiares. Desde Fundación INECO, agradecemos el espacio para hablar de esta temática.
AG: ¿Qué es lo primero que hay que tener en cuenta cuando se habla de Alzheimer?
Es difícil decir qué es lo primero, pero sí quiero decir que existen muchos factores de riesgo para padecer la enfermedad de Alzheimer, como pueden ser la edad, la genética, y el género, que no son modificables.
Los factores que sí quiero resaltar hoy son los modificables. Si tenemos hábitos saludables desde la juventud, podemos disminuir notablemente el riesgo de padecer la enfermedad. A veces uno cree que toca o no toca, pero no. Lo cierto es que podemos hacer muchas cosas en nuestro día a día para disminuir el riesgo.
Podemos controlar nuestra salud en general, contener los factores de riesgo vasculares, como la hipertensión y el colesterol, hacer ejercicio de manera regular, tener una dieta saludable, estar siempre en actividad mental, tratando de aprender cosas nuevas, tener una vida social activa y estar atento a los síntomas anímicos.
Hacer esos cambios a lo largo de nuestra vida, van a reducir el riesgo de padecer la enfermedad, que después tiene un impacto en nosotros mismos. Afecta la identidad, los recuerdos, la capacidad de hablar, de entender y de orientarnos. Si empezamos a aplicar los cambios hoy, sin dudas vamos a disminuir el riesgo.
Elizabeth Peger: ¿Crecieron las estadísticas de Alzheimer en Argentina? ¿Qué se está haciendo en materia de campañas de prevención?
A veces es difícil tener datos específicos de Argentina, pero es una enfermedad que aparece a nivel global y los números son bastante alarmantes. El Alzheimer es una demencia, y la demencia hace referencia a las enfermedades neurodegenerativas, donde hay afectación de algún dominio cognitivo que impacta en la capacidad de un individuo de desempeñarse independiente. Hay cosas más complejas, como pagar una cuenta o manejarse sin ubicación, pero a medida que esas enfermedades avanzan, afectan otras actividades cotidianas como alimentarse o bañarse.
Se considera que en el mundo hay 55 millones de personas que viven con demencia, y de ese total, se estima que entre el 60 y el 70% de los casos son de la enfermedad de Alzheimer. Tanto en Argentina como en el mundo, los números vienen el aumento porque el principal factor es la edad. Con el envejecimiento de la población, aumenta la cantidad de personas que viven con esta enfermedad.
Hay muchos esfuerzos de distintas ONGs, fundaciones y desde la política para instaurar medidas que trabajen en estos factores de riesgo, tanto a nivel global como provincial. Es un tema que cuesta poner como prioritario en la agenda, con todas las emergencias que tenemos en nuestro país, pero es un problema hoy y cada vez va a ser un problema más grande.
AG: ¿Hay avances científicos en cuanto al tratamiento, o todavía estamos lejos?
Hace tiempo que contamos con tratamiento para la enfermedad de Alzheimer. Hoy no hay uno que cure la enfermedad, pero sí hay combinaciones de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que hacen que el avance de la enfermedad sea más lento.
Es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva, que empieza con síntomas más leves que se van haciendo más profundos y afectando otros dominios cognitivos. Lo que logran estas medicaciones, junto con la terapia ocupacional o la estimulación cognitiva, es que la enfermedad avance más lentamente.
Hoy tenemos disponibles fármacos como la memantina, que se usan en combinado con los tratamientos no farmacológicos. Es cierto que hay nuevos fármacos que están en desarrollo y todavía no están disponibles en nuestro país. La comunidad científica está muy enfocada en entender mejor cuáles son las posibilidades terapéuticas de la enfermedad por el impacto que tiene.
Otro punto que me parece importante es señalar cuáles son los signos de alarma. A partir de cierta edad sentimos que la memoria no es la de antes. Yo tengo 46 años, por lo que el riesgo de tener Alzheimer es bajo, pero es cierto que la memoria no funciona igual que siempre.
La memoria es un proceso muy complejo, y la que está afectada en el Alzheimer es la memoria de eventos recientes. Cuando el olvido implique el olvido completo del evento, es decir, no es que me olvidé cómo terminaba la película, sino que no me acuerdo que fui al cine, esa ya es una señal de alarma y es importante consultar. Lo otro es cuando empieza a haber impacto en la funcionalidad, como problemas en el trabajo o responsabilidades familiares.
Es importante conocer esto para saber que se puede consultar. Obviamente, no necesariamente va a ser una enfermedad de Alzheimer. El diagnóstico de la enfermedad es uno clínico: hay que ir a ver un gerontopsiquiatra y a un neurólogo, que van a pedir distintos estudios para poder acertar el diagnóstico. También hay que entender que hay muchas enfermedades que impactan en la memoria son tratables y reversibles.
AG: Hay todo un tema con la familia y los cuidadores. ¿Cuál es el impacto?
El impacto que tiene en el entorno es enorme en el mundo, y en particular en nuestro país. Los cuidadores suelen ser los que se llaman “cuidadores informales”, es decir que el cuidado depende de un familiar. También es importante resaltar que entre el 60 y 65% de las personas que cuidan a personas que viven con Alzheimer son mujeres. En general, también son cuidadores de más de 50 años, lo que termina impactando en su salud por el estrés del cuidado.
Es importante entender como sociedad que no sólo tenemos que cuidar al paciente, sino a aquel que cuida. Quizás no conocemos a nadie con Alzheimer, pero sí a alguien con un familiar que padece la enfermedad. Podemos animarlo o animarla a hacer ejercicio, a mantener su dieta y a priorizarse.
oy, en la Fundación INECO, hacemos un evento para concientizar acerca de la enfermedad, pero particularmente desde la mirada del impacto en el cuidador. Se va a proyectar el documental La memoria infinita, de Maite Alberdi, que relata el impacto que tiene en la persona que padece la enfermedad y en quien la cuida. Invitamos a todos a la actividad gratuita y abierta a la comunidad que se va a llevar a cabo en el auditorio de la Fundación INECO hoy a las 18h.
Es una forma de que la concientización no quede en la voz del profesional, sino ponernos en los zapatos de las personas que viven con la enfermedad. Es muy interesante cómo está hecha la película y creo que presenta la cuestión desde un punto de vista más personal de lo que podemos hacer los profesionales desde la divulgación.
Nota publicada en PERFIL: https://www.perfil.com/noticias/modo-fontevecchia/maria-roca-el-envejecimiento-de-la-poblacion-aumenta-la-cantidad-de-personas-con-alzheimer.phtml