Pequeños cambios en nuestra rutina y costumbres pueden ayudarnos a combatir los síntomas más comunes como el nerviosismo, la fatiga y la irritabilidad. Aquí un repaso por cada uno y sus propiedades.
La vida cotidiana y sus momentos de preocupación no pasan desapercibidos para las personas, especialmente si hablamos de la mente. En ese marco, el estrés aparece como una respuesta adaptativa del organismo ante situaciones que se presentan como peligrosas o angustiantes. Es decir que naturalmente todos experimentamos esta sensación en diferentes medidas y circunstancias.
Por lo tanto, más allá de los motivos que impulsan su aparición, el estrés en sí mismo se origina en nuestro cuerpo, incluso en sus manifestaciones másintensas como el cuadro crónico -sostenido en el tiempo– que puede presentar síntomas como irritabilidad y cansancio. Resulta imprescindible, entonces, promover y buscar prácticas rutinarias para convivir con estas sensaciones que pueden llegar a ser agobiantes.
1. Ejercicio: la actividad física es un calmante natural para regular y descargar la tensión acumulada durante la rutina. ¿De que manera? Porque al ejercitarnos nuestro organismo aumenta la producción de endorfinas y de serotonina, que son neurotransmisores que colaboran para regular el estado de ánimo y que, por ende, nos hacen sentir bien. Asimismo, el movimiento corporal transporta más sangre oxigenada al cerebro.
Así las cosas, ejercicios repetitivos y constantes como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta, o actividades menos demandantes como el yoga, el tai chi y el pilates, pueden ayudarnos a moderar el estrés y a relajar los músculos. Actividades como el yoga pueden ayudar a moderar el estrés y a relajar los músculos (Getty)
2. Descanso: en general, pensamos en el sueño como un momento secundario de nuestro día. Nos acostamos a dormir sólo después de cumplir con nuestros compromisos y lo hacemos pocas horas en caso de ser necesario. Sin embargo, esto no colabora con el estrés. Lo recomendable, entonces, es priorizar el descanso al igual que otras actividades. Según sugirió ante Vogue Nuria Roure, psicóloga experta en trastornos del sueño, deberíamos organizarnuestro día y nuestros horarios para acostarnos y para despertarnos a la misma hora de una forma rutinaria, en pos de tener horas de letargo suficientes -entre siete u ocho– sin excepción.
“Dormir es un proceso en el cual nuestro cuerpo recupera energía y elimina desechos que se acumularon durante el día. Además, se regulan hormonas, se refuerzan las defensas y se consolida la memoria”, había afirmado en diálogo con Infobae la doctora Agustina Furnari (MN 163.237), miembro de la Unidad de Medicina del Sueño de Fleni. Dormir debe ser una actividad prioritaria de nuestro día al igual que otras obligaciones o compromisos (Getty)
3. Alimentación: resulta esencial moderar -lo que no quiere decir eliminar- los alimentos que contienen hidratos de carbono refinados como el pan y el arroz blancos, las papas y las pastas, entre otros. Asimismo, se recomienda reducir el consumo de alcohol y de cafeína ya que pueden alterar el sistema nervioso en algunos casos. De este modo, es conveniente optar por alimentos antiinflamatorios como frutas y verduras ricas en fibra, el pescado, los frutos rojos y las grasas no saturadas. O bien aquellos que son fermentados y contienen bacterias beneficiosas como el yogurt.
Anteriormente, el jefe de Nutrición en Enfermedades Neurológicas del Instituto Fleni, Diego Querzé (MN 7949), le había dicho a Infobae: “Nosotros como profesionales apuntamos a mejorar las funciones cerebrales optando por una alimentación completa y variada que tenga neuronutrientes que son las grasas buenas, los granos integrales, el agua, la verdura y la fruta. Esto previeneenfermedades y protege nuestro cerebro”. El pescado aporta grasas protectoras para el cerebro y para el corazón
4. Suplementos naturales: pueden ser una sana alternativa para moderar algunos síntomas habituales del estrés como la fatiga y el nerviosismo, relacionados a una alta producción de cortisol, que es la hormona del estrés. Para el cansancio puede ayudar la planta de rodhiola, que crece en regiones frías del planeta, mientras que para los nervios pueden servir las fórmulas a base de ashwagandha o withania somnifera, un pequeño arbusto cuyas raíces se han utilizado ampliamente como hierba medicinal. Por caso tiempo atrás, un estudio publicado en el Indian Journal of Psychological Medicine encontró que quienes que sufríeron estrés crónico experimentaron una reducción “significativa” de la ansiedad después de dos meses de tomar extracto de raíz de ashwagandha dos veces al día.
Si bien estas hierbas y otras medicinas naturales han sido utilizadas de forma segura por los seres humanos, es aconsejable consultar a un médico antes de tomar cualquiera de los suplementos mencionados anteriormente, especialmente si estos pueden interactuar con los medicamentos que una persona ya está tomando o si hay una condición médica preexistente. Los suplementos naturales a base de plantas pueden combatir la fatiga y el nerviosismo, aunque deben ser previamente recomendados por un profesional
5. Terapia: más allá de actividades o de suplementos, conversar ante un profesional de la psicología las sensaciones y los malestares que nos provoca el estrés puede ser un paso beneficioso para identificar el origen de esos sentimientos y para hilvanar estrategias que nos ayuden a procesarlos mejor.
La ansiedad o la angustia por un momento de estrés es normal y habitual en la vida cotidiana, pero esto se puede tornar problemático cuando se sostiene en el tiempo. Según le había detallado a Infobae la psicóloga Verónica Rial (M.N. 20313), miembro del Departamento de Terapia Cognitiva de la Fundación INECO, “algunas emociones y sentimientos normales pueden volverse disfuncionales. Uno puede darse cuenta de ello cuando adquieren una elevada intensidad, persisten prolongadamente o son muy frecuentes. Por lo tanto, cuando lo que nos pasa interfiere con las actividades de la vida diaria, a nivel social, laboral, con nuestros planes y proyectos o en nuestros vínculos, hay que evaluar consultar a un profesional”.