De a poco las rutinas comienzan a volver a la normalidad: algunos vuelven a la oficina, otros optan por la modalidad mixta y cada uno comienza el retorno a sus espacios habituales. En el caso de los niños, que son quienes tuvieron menor contacto con el exterior durante más de un año, la presencialidad escolar ya es un hecho y eso implica que regresan a la vida anterior atravesando cambios que jamás habían imaginado.
Tal es así, que cuando la pandemia comenzó a disminuir su virulencia, muchos niños y adolescentes comenzaron a mostrar secuelas emocionales y de aprendizaje. El aislamiento dejó un alto número de nuevos consultantes en los consultorios de psicología, psicopedagogía y psiquiatría a nivel local y global. «Diferentes estudios plantean que los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes han duplicado su prevalencia, del mismo modo que la depresión e irritabilidad, comparado con el mismo periodo de 2019 (etapa sin pandemia), llegando a una prevalencia que va del 20 al 47% de expresión», añade Andrea Abadi, directora del departamento Infanto Juvenil de INECO.
En ese sentido, los profesionales aseguran que estos cambios ponen en evidencia que las dificultades de regulación conductual y emocional, así como la irritabilidad, comenzaron a presentarse de manera cotidiana en las consultas médicas o psicológicas en los últimos meses. Asimismo, los padres presentan preocupación en muchos casos por la falta de aprovechamiento de la escolaridad a distancia. «Luego de tantos meses de estar en pijama frente a la computadora o el celular, a una gran cantidad de pequeños les cuesta acostumbrarse al banco en al aula y el cuaderno, y han aumentado las dificultades de rendimiento que en el pasado no habían aparecido, tal vez el trabajo discontinuo y sin un control cercano, hizo se instalarán errores sin corrección en diferentes aprendizajes», afirma Abadi.
Lo cierto es que la pandemia ha puesto al descubierto que aún muchos rincones del mundo no cuentan con profesionales del área de la salud mental para hacer diagnósticos o tratamientos adecuados. A pesar de ello, así como algunas conductas han llegado con el covid-19 para quedarse, se han logrado ganar enormes beneficios al poder hacer diagnósticos y posteriores tratamientos a distancia.
«Es imprescindible que si estas situaciones se presentan, y en la región no existe la posibilidad de una atención presencial, el cuidado de los niños pueda realizarse sin demora. Gracias a lo que la pandemia nos enseñó, hoy podemos ofrecer evaluaciones 100% a distancia para aquellas familias que, en el pasado, necesitaban movilizarse para evaluar a su hijo en un centro de alta complejidad, lo cual representa un gasto excesivo de tiempo y dinero. No olvidemos que las pruebas de inteligencia, pedagógicas, de terapia ocupacional, lenguaje, emocional o psiquiátrica, llevan muchas horas, y frecuentemente nos llevan 4 o 5 días realizarlas en presencia, en cambio a distancia, estas prácticas se pueden distribuir en horarios y días según la comodidad de la familia», finalizó Abadi.
Nota publicada en: https://www.laprensa.com.ar/511488-Consejos-para-contrarrestar-el-aumento-de-ansiedad-en-ninos.note.aspx