La pandemia expuso a los niños nacidos en 2020 y los que, por ser pequeños, aún no habían desarrollado su lenguaje, a un aislamiento que limitó el neurodesarrollo propio de su edad. El uso excesivo de pantallas en edades tempranas, la reducida variedad de estímulos lingüísticos que recibieron y la falta de interacción fuera del círculo familiar impactaron en la adquisición y dominio del lenguaje.
En hospitales públicos y privados de la Ciudad aumentaron las consultas por trastornos del lenguaje, retraso en la adquisición del habla y, también, la prevalencia de los diagnóstico de trastornos de espectro autista o TEA (un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por dificultades en la comunicación e interacción social con patrones de comportamiento atípicos).
Así lo confirmaron los especialistas consultados por este medio. «En la post pandemia, el caudal de consultas se presenta a una edad más temprana. Aumentó en menores de 4 años con diversos desafíos en el lenguaje y/o la comunicación», evalúa Graciela Gaillard, fonoaudióloga de planta en el Hospital de Niños Pedro de Elizalde.
Al retomar las clases, los docentes se encontraron con silencios, dificultades en el habla y la expresión, temores e incertidumbres, y un gran impacto del uso de las tecnologías. De hecho, uno de los mayores desafíos se presentó en la enseñanza de la lectoescritura.
«La lengua oral, a diferencia de la escrita, se desarrolla naturalmente y para lograr su adquisición se necesita la exposición oral a modelos más complejos. Al perderse gran parte de esta habilidad fue necesario rever las prácticas pedagógicas para entender que debíamos promover proyectos acordes a la realidad y volver a enseñar a ?hablar? mediante la palabra y la mirada, la escucha y los tiempos», refiere Alicia Aguiar, directora de la primaria del colegio Ángel Peñaloza.
Pero las dificultades lingüísticas no solo se presentan de manera aparente sino también en forma de conocimientos fragmentados y de baja calidad. «Este tipo de saberes generan estudiantes con dificultades para estructurar correctamente un discurso, entender lo que leen, relacionar conceptos, ser claros, coherentes y precisos», alertan desde la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Argentina (AIEPA), cuyo secretario ejecutivo es Martín Zurita.
Perpetuo Lentijo, secretario general de la Asociación de Entidades Educativas Privadas Argentinas (ADEEPRA), señala que se está notando el ingreso de chicos al jardín sin modismos propios y con dificultades en la pronunciación, dislexia y dislalia, problemáticas originadas en la falta de adquisición del lenguaje por la ausencia de un diálogo intrafamiliar en las primeras etapas de vida.
«Las dislalias pueden generar dificultades en la comunicación efectiva llevando a la frustración o aislamiento social si el entorno no comprende al niño. En cambio, la dislexia impacta en el acceso al lenguaje escrito dificultando la comprensión lectora, la escritura y, a largo plazo, el aprendizaje académico.
Los trastornos del lenguaje limitan la capacidad para expresar ideas, entender instrucciones o interactuar socialmente», teoriza Andrea Abadi, médica psiquiatra infanto juvenil y directora del área en INECO (@abadi_infantojuvenil). La alfabetización de un niño atraviesa diferentes períodos y se va dando espontáneamente den tro del ámbito familiar. Durante los primeros tres años de vida, el cerebro está en proceso de desarrollo y maduración, el momento más intensivo en la adquisición del habla.
«Las habilidades lingüísticas se desarrollan mejor cuando el niño interacciona con un entorno lleno de imágenes, sonidos y tiene contacto con muchos individuos en distintos contextos», desarrolla Gaillard. Si bien no todos los chicos desarrollan las habilidades lingüísticas de la misma manera, todos siguen una progresión natural para dominar las habilidades del lenguaje.
Esas etapas ayudan a los profesionales de la salud a determinar si el niño sigue el desarrollo normal o si necesita ayuda: de 6 a 9 meses, balbuceo; a los 12 meses, primeras palabras; a los 18 meses, palabras y frases; a los 2 años, más de 200 palabras y a los 3 años, uso del «yo» y construcción de oraciones. «El lenguaje se debe favorecer desde todos los espacios de interacción en el hogar, con una comunicación clara y sin festejar el uso de palabras en forma de bebé o incomprensibles para el contexto externo», marca Abadi. Lentijo advierte: «los chicos están más en contacto con agentes que hablan un argot diferente que con sus padres, de quienes debieran aprender el idioma. Los fonoaudiólogos prácticamente no tienen turnos disponibles».
Agrega que, a partir de la pandemia, se agudizó una tendencia: el excesivo y precoz uso de pantallas favorece el incremento de conductas vinculadas al trastorno del espectro autista, una patología que responde a factores multicausales. «Estamos viendo un importante crecimiento de acompañantes terapéuticos en las aulas», indica.
Los profesionales de Educación insisten en que la exposición a las pantallas debería limitarse por completo hasta la edad de dos años. «El gran desafío es posibilitar que el juego sea el motor del desarrollo del lenguaje y de todas las habilidades sociales que generan el aprendizaje significativo», define Isabel Oms, directora general de Colegios del Solar de Bahía Blanca. La especialista reveló que viene observando que el distanciamiento y los dispositivos electrónicos repercutieron en forma negativa en el desarrollo del lenguaje y en el posterior repertorio lingüístico de los chicos. «Si bien las tecnologías son un recurso importante, no pueden reemplazar lo que ocurre en la interacción entre maestros y niños que están en edades de pleno desarrollo», destaca.
En cuanto al impacto de estas nuevas tecnologías en el desarrollo del lenguaje, Abadi responde que «los aspectos negativos están dados por una menor interacción, lo que limita la sociabilización, el desarrollo de habilidades de comunicación con otros y la disminución de la riqueza lingüística, aunque brindan herramientas como audiolibros o cuentos interactivos que estimulan el interés por la lectura y el desarrollo del lenguaje».
Nota publicada en Clarín: https://www.clarin.com/sociedad/chicos-pandemia-nuevo-problema-detectando-hoy-jardines-infantes_0_Fi4X2ihThj.html