Novedades

Adolescencia: miedo, ansiedad social y otras heridas invisibles detrás del silencio de los jóvenes

Adolescencia: miedo, ansiedad social y otras heridas invisibles detrás del silencio de los jóvenes

Los adolescentes de hoy enfrentan nuevos desafíos emocionales y muchas veces sus temores se ocultan tras comportamientos aparentemente normales de la edad. Expertas coincidieron en que el aislamiento no siempre es sólo una etapa de crecimiento. Cómo ofrecerles una presencia segura sin anular su autonomía.

La serie Adolescencia volvió a poner sobre la mesa un tema que muchas veces pasa inadvertido o es considerado una conducta normal de la edad: cuando los hijos crecen, suelen encerrarse en “su mundo” llamarse a silencio con todo lo que no sean sus amigos y sus grupos de pertenencia.

Lo que sucede es que, muchas veces, detrás de ese silencio, se ocultan sentimientos no dichosproblemas para relacionarse, e incluso un cuadro de salud mental que requiere atención.

El aumento de los casos de ansiedad social y emocional en los adolescentes se presenta como una de las preocupaciones más urgentes tanto para padres como para educadores. Y los especialistas en salud mental coinciden en que muchas veces los adolescentes no expresan verbalmente su malestar.

Los signos de angustia pueden pasar inadvertidos o ser malinterpretados como parte de la adolescencia. La clave está en observar más allá de lo evidente y, cuando sea necesario, buscar ayuda profesional.

La ansiedad social: un malestar muchas veces invisible

Aunque los adolescentes parecen estar más conectados que nunca gracias a las redes sociales y las plataformas digitales, muchas veces el verdadero problema no es la falta de interacción, sino el miedo a mostrarse tal como son.

Según la licenciada en Psicología Romina Halbwirth (MN 26.252), el silencio no siempre es la falta de palabras, sino un temor profundo de ser juzgados: “Timidez paralizante, vergüenza extrema, pánico al ridículo, frustración intolerable son señales sutiles que pueden esconder un profundo malestar emocional”.

La especialista también explicó que los adolescentes ansiosos no necesariamente son introvertidos por naturaleza. A menudo, esta timidez es un “grito de auxilio” que no se expresa de manera abierta: “Muchas veces no se trata de ‘cuestiones de personalidad’ sino de verdaderos gritos de auxilio que se expresan de forma silenciosa”.

Por su parte, consultada por Infobae, la médica psiquiatra infanto juvenil y directora del Departamento Infanto Juvenil Ineco Andrea Abadi (MN 76.165) aportó una perspectiva diferente. La ansiedad social, según ella, no siempre se manifiesta como un miedo explícito, sino a través de la evitación: “La hiperactivación de la amígdala (centro de alerta y miedo) puede hacer que situaciones sociales sean interpretadas como amenazas”.

Este miedo latente se puede traducir en excusas para evitar eventos sociales o incluso la escuela. “Excusas recurrentes para no asistir a eventos sociales o escuela, excesiva preocupación por el juicio de los demás”, son algunas de las señales que Abadi señaló para identificar la ansiedad social en los adolescentes.

El aislamiento: ¿un comportamiento natural o una señal de alerta?

El aislamiento, tanto físico como emocional, es otra de las señales clave que los padres deben aprender a reconocer. En ocasiones, lo que parece un comportamiento normal de los adolescentes –preferir estar en su habitación, pasar tiempo en el teléfono o evitar la interacción con la familia– puede estar enmascarando una profunda angustia emocional.

Ante la consulta de este medio, la licenciada en Psicología especialista en crianza y orientación a padres y coautora de Adolescencia divino tesoroLorena Ruda (MN 44247) explicó que este aislamiento puede ser más que una preferencia por la privacidad.

“Hoy ese ‘mundo’ en el que se encierran es también su vida virtual, juegos en línea, redes sociales y todo lo que sucede ahí dentro”, remarcó la especialista. Este fenómeno digital, si bien es parte de la realidad actual de los adolescentes, también puede ser un refugio frente a problemas emocionales que prefieren no mostrar.

“Puede estar pasando que se aísle para evitar mostrarnos que está triste, deprimido o con algún problema particular que no está pudiendo expresar”, señaló.

El aislamiento digital se presenta a menudo disfrazado de una actitud introspectiva o de descanso. Abadi también destacó esta tendencia, advirtiendo que si bien la privacidad y la necesidad de tiempo solo son naturales en los adolescentes, el aislamiento prolongado puede ser un signo de alarma.

“El aislamiento digital disfrazado de ‘prefiere estar en su cuarto con el celular’ puede estar indicando una desconexión emocional más profunda”, alertó.

La importancia de la observación y el acompañamiento parental

Para los padres, uno de los mayores desafíos es saber cuándo intervenir sin invadir la privacidad del adolescente. El equilibrio entre acompañar y permitir autonomía es una delgada línea muchas veces difícil de no cruzar, pero fundamental.

Ruda resaltó en este sentido que es esencial compartir momentos con los hijos, en los cuales sea posible observar su estado de ánimo y preguntarles sobre sus amistades, gustos y preocupaciones. Sin embargo, advirtió que no siempre estarán dispuestos a compartir, por lo que la observación atenta “desde afuera” se vuelve crucial.

“Podemos preguntarle sobre sus amistades, sus gustos y preferencias. No quiere decir que tengan ganas de contarnos, pero a veces la observación es suficiente -sostuvo-. Dar por hecho que lo que les pasa es solo por ser adolescentes y naturalizarlo es uno de los posibles errores que cometemos como padres evitando de esta manera no mirar con atención algunas conductas”.

Al mismo tiempo, Halbwirth enfatizó que acompañar no es lo mismo que invadir. Es necesario estar presentes sin forzar a los adolescentes a hablar.

“Pedir ayuda no es exagerar, es cuidar”, dijo, y aseguró que muchas veces el acompañamiento efectivo es solo una presencia atenta y un espacio para escuchar, sin presionar.

“Como padres tenemos el desafío de poder escuchar a nuestros hijos evitando caer en prejuicios, sobre todo si queremos generar un vínculo de confianza en el cual nuestros hijos se apoyen ante alguna situación que los asuste, inquiete o preocupe”, sumó Ruda.

Señales de alerta: ¿cuándo buscar ayuda profesional?

El malestar emocional de los adolescentes puede ser difícil de detectar, especialmente cuando sus comportamientos son malinterpretados como parte de su desarrollo natural. Sin embargo, cuando los síntomas se prolongan y afectan la vida diaria, es fundamental pedir ayuda profesional.

Halbwirth aconsejó que los padres busquen ayuda cuando noten que el malestar interfiere con las actividades cotidianas del adolescente. “Cuando el malestar interfiere en la vida cotidiana: si un adolescente deja de hacer actividades que le gustan, se encierra, evita todo lo nuevo, vive en un estado constante de alerta o angustia, es momento de consultar”.

Abadi, en tanto, resaltó que las señales de alarma incluyen el aislamiento persistente, la pérdida de interés en actividades previas y la aparición de síntomas físicos inexplicables, como dolores o insomnio. Además, si se observan frases autocríticas o de desesperanza, como “no sirvo para nada” o “preferiría no estar”, es momento de intervenir.

“Podemos pensar en consultar a un profesional si el adolescente pierde el interés por casi todo lo que antes disfrutaba, o manifiesta angustia intensa, ideas de muerte, baja autoestima crónica”, aconsejó la psiquiatra.

Ruda también mencionó signos de alerta que los padres deben tener en cuenta, como cambios abruptos en el comportamiento, tristeza prolongada, irritabilidad o falta de interacción social. Estos síntomas, que a menudo se atribuyen a los “cambios hormonales” de la adolescencia, pueden en realidad ocultar problemas emocionales más profundos.

Un llamado a la atención y la escucha

El reto de acompañar a un adolescente que atraviesa un malestar emocional o ansiedad social requiere de una gran dosis de empatía y pacienciaEscuchar sin juzgar, observar sin invadir, y actuar con una presencia que brinde seguridad son los pasos fundamentales para ayudar a los adolescentes a superar sus desafíos emocionales.

Como sostuvo Halbwirth, el primer paso para sanar muchas veces no es hablar, sino que alguien esté dispuesto a escuchar y comprender. “Detrás de una timidez excesiva puede haber miedo. Detrás del miedo, muchas veces hay historias no dichas. Y detrás de esas historias, adolescentes que merecen ser vistos y comprendidos”, señaló.

Es importante estar informados sobre las adolescencias de la época para no caer en lecturas e interpretaciones que ya quedaron demodé -destacó Ruda-. Interpretamos al adolescente de hoy, muchas veces, con conocer cómo era en nuestra época de adolescentes y esa lectura es errónea, ya que estamos en otro momento, con otros estímulos, otras realidades, otros modos de comunicación y diferentes formas de relacionarse”.

Para ella, “si bien hay cosas que no cambian, hay que estar atentos a lo que es ‘normal’ y ‘patológico’ en los tiempos que corren”.

Algunas claves finales que dio Abadi para una presencia segura incluyen:

  • Escuchar sin interrumpir ni corregir de inmediato.
  • Validar sus emociones antes de dar consejos, con frases como “entiendo que eso te angustie”.
  • Evitar el sarcasmo o el juicio diciendo cosas tales como “a tu edad eso no es importante”.
  • Hacer preguntas abiertas, del tipo “¿Querés que escuche o que te diga qué pienso?”.
  • Recordar que la autonomía se construye mejor cuando hay confianza, no control.

Al parecer, la clave está en ofrecer una presencia que abra puertas, no un juicio que las cierre. Las adolescencias de hoy son diferentes a las de generaciones anteriores, y como adultos el desafío es estar preparados para escucharlos sin prejuicios, reconociendo que detrás del comportamiento de los hijos puede haber un malestar que, si se atiende a tiempo, puede prevenir consecuencias más graves.

Nota publicada en INFOBAE: https://www.infobae.com/tendencias/2025/04/19/adolescencia-miedo-ansiedad-social-y-otras-heridas-invisibles-detras-del-silencio-de-los-jovenes/

¡Solicite su turno aquí!