¿Qué es el Trastorno de Pánico? Es un trastorno psiquiátrico con manifestaciones físicas y psíquicas que consiste en la aparición, aparentemente sin causa, de dos o más crisis de pánico. Luego de sufrir las crisis, la persona teme en forma persistente que las mismas se repitan o que le provoquen consecuencias catastróficas, como volverse loco, perder el control o sufrir un infarto. Las personas con trastorno de pánico (TP) tienen sentimientos de terror repentinos que se repiten en forma impredecible. En algunos casos pueden describir el día y la hora en que ocurrió el primer ataque y recuerdan el lugar y hasta la ropa que usaban en ese momento. Por la intensidad de sus manifestaciones físicas suelen acudir primero a las guardias o a los consultorios médicos.
¿Qué son las crisis de pánico? Es la aparición repentina de miedo o malestar intenso, que se acompaña de por lo menos cuatro de los siguientes síntomas:
La máxima intensidad generalmente se manifiesta dentro de los primeros diez minutos, si bien el malestar puede continuar, en algunos casos, por horas. Las crisis de pánico se presentan en varios trastornos psiquiátricos y clínicos. Para diagnosticar trastorno de angustia o pánico es necesario que las crisis se repitan y que parezcan “venir de la nada”. Frecuentemente luego de tener crisis de pánico el paciente comienza a desarrollar agorafobia.
¿Qué es la Agorafobia? Es el miedo a no poder escaparse o salir de un lugar o situación si ocurriera una crisis de pánico. En muchos casos este temor disminuye si la persona se encuentra acompañada. Dado que el temor es muy intenso, las personas con agorafobia suelen evitar estas situaciones o bien, cuando las enfrentan lo hacen con muchísimo malestar y temor. Para la mayoría de las personas con agorafobia desplazarse solos implica exponerse a la posibilidad de sufrir los síntomas de una crisis de pánico.
Las situaciones que se temen con mayor frecuencia son:
Afortunadamente este cuadro mejora rápidamente con el tratamiento adecuado. El Trastorno de pánico puede entonces acompañarse o no de agorafobia. Por otra parte puede existir agorafobia sin ataques de pánico aunque esto es poco frecuente.
¿A qué edad suele comenzar el trastorno de pánico? Generalmente comienza en la adolescencia tardía o en la adultez aunque puede haber casos de inicio en la adolescencia temprana en pacientes más vulnerables a la ansiedad.
¿Cuáles son las consecuencias de padecer crisis de pánico repetitivas? Como las crisis de pánico tienden a repetirse las personas tienden a permanecer en alerta ante la expectativa de nuevas crisis ya que las recuerdan como algo intensamente desagradable. Este estado de expectación ansiosa se conoce con el nombre de ansiedad anticipatoria. Las personas tienden a interpretar los síntomas físicos y psíquicos de diversa forma, siendo frecuente que piensen que están por tener un ataque cardíaco o cerebral, o que están por desmayarse, o por volverse loco. El ciclo habitual es la evitación de lugares y situaciones en los que ocurrieron las primeras crisis o de los que siente que no podrá escapar si sobreviniera una nueva crisis. Esto se denomina agorafobia. Si no ocurre un tratamiento eficaz que interrumpa este ciclo la evolución puede ser hacia la depresión y el aislamiento social. Librado a su evolución el trastorno tiene una tendencia a la cronicidad con períodos de crisis más o menos severas que van socavando su bienestar y autoestima, limitando sus movimientos y a veces confinando a los pacientes a sus casas. Obviamente todo esto ocasiona problemas familiares, de pareja, además de problemas laborales y académicos. Es muy usual que estos pacientes continúen realizando numerosas consultas médicas (por ej. a las guardias) y se sometan a numerosos estudios (electrocardiogramas, ecocardiogramas, análisis de laboratorio reiterados) sin recibir diagnóstico médico alguno. Lo habitual es que se interprete el episodio “como consecuencia del estrés” o de su “carácter nervioso” sin indicársele el tratamiento adecuado y diciéndoseles en muchos casos “usted no tiene nada”. Este tipo de respuesta los desesperanza, dilata su diagnóstico y aumenta su estigmatización.
¿Cuáles son las causas del trastorno de pánico? Las investigaciones demuestran que existe un importante factor hereditario que suele combinarse con una sumatoria de diversas situaciones estresantes a lo largo de la vida que terminan detonando su aparición. (“cargué tanto la mochila que al final exploté…”). El paciente con pánico aprende a estar siempre a la expectativa de que aparezcan nuevas crisis, vigilante de los latidos de su corazón y de las señales viscerales más mínimas lo que también lo predispone a sufrir nuevas crisis. No todas las personas que experimentan ataques de pánico van a desarrollar un trastorno de pánico. Hay personas que sólo experimentan una crisis de pánico en su vida sin repetirlo luego. En última instancia los distintos factores causales del TP determinan una sobreactivación de ciertas áreas cerebrales encargadas del procesar las emociones (sistema límbico, incluye estructuras como la amígdala, el hipocampo y el locus ceruleus).En última instancia en cada crisis de pánico ocurre una descarga episódica del sistema simpático con liberación de noradrenalina lo que se traduce en varias de las manifestaciones físicas y psíquicas de las crisis de pánico (respuesta al miedo). Las investigaciones demuestran que numerosos neurotransmisores funcionan inadecuadamente en el TP como por ejemplo, la Noradrenalina, la Serotonina, el GABA y el CRH. La serotonina parece modular la respuesta al miedo. De allí la gran eficacia de los agentes que modulan la serotonina como los ISRS en esta afección.
¿Cómo se trata el trastorno de Pánico? Las normativas internacionales para el tratamiento del trastorno de pánico indican que tanto lafarmacoterapia como la psicoterapia cognitivo conductual son las dos herramientas básicas más eficaces para el control de sus síntomas y que deben aplicarse en forma combinada durante un tiempo considerable. Las recomendaciones actuales también incluyen la información y educación del paciente acerca de la naturaleza del trastorno y la evolución de esta enfermedad, así como del mecanismo de formación de los síntomas físicos y psíquicos de la ansiedad, de las crisis de pánico y de la agorafobia, pautas del tratamiento, posibilidades de respuesta positiva y tiempos estimados del tratamiento. A este conjunto de información y explicaciones dirigidas al paciente y a sus familiares en un lenguaje accesible se lo llama psicoeducación (Colegio Real de Psiquiatras de Australia y Nueva Zelandia, 2003).
Por su perfil benigno de efectos adversos, su seguridad y la ausencia de potencial adictivo, losinhibidores selectivos de la recaptación de serotonina(ISRS) se transformaron en los fármacos de elección para el trastorno de pánico. Se administran durante un tiempo prolongado. Luego se intenta su reducción gradual aunque puede haber recaídas y entonces se extiende el tiempo de prescripción. Al comienzo del tratamiento suele asociarse a los ISRS con benzodiacepinas de alta potenciacomo el alprazolam y el clonazepán por su acción rápida y su buena tolerancia. Estas últimas son capaces de disipar las crisis de pánico en forma inmediata pero debido a su perfil de efectos adversos y por su potencial adictivo no debe prolongarse su uso en el tiempo. Especialmente peligrosa es su prescripción en adolescentes y en pacientes que abusan de sustancias.
Las técnicas específicas de terapia cognitivo conductual para el trastorno de pánico abarcan los aspectos psicoeducativos ya mencionados, la reestructuración cognitiva (la modificación de los temores del paciente, como por ejemplo el temor a morir, volverse loco o perder el control), y la exposición a las sensaciones corporales y a las situaciones que provocan las crisis. La aplicación de estas técnicas asociadas a la farmacoterapia ha demostrado altísima eficacia en el tratamiento de pacientes afectados por TP y es esencial al momento de prevenir las recaídas, antes de retirar la medicación. Las técnicas de autoyuda y psicoeducativas también han demostraron ser métodos efectivos de tratamiento y hasta se han desarrollado sistemáticas que requieren escaso contacto con el terapeuta como un encuentro personal seguido de citas telefónicas o asistencia por computadoras para los casos en que los terapeutas no sean accesibles a la zona de residencia de los pacientes